Se pasan las horas sentado delante del
ordenador, esta mañana podría ser igual que muchas otras,
provocándote esa sensación de que el tiempo pasa sin hacer mella en
ti. Parado es desgraciado. Desanimado por la falta de movimiento, un
pez que se muerde la cola, un ciclo que se cierra sobre si mismo.
Con cara de pensativo pero sólo con
dudas y anhelos a la iniciativa.
A mi lo que me gustaría, cómo mínimo,
es encontrar la confianza en algo. Pues qué puedo hacer si descarto
las ideas y nada es constante. Si lo que hoy me resulta interesante y
digno de hacerse mañana me resultará mediocre y una opción
desechable.
¿Qué formato? ¿Qué idea? ¿Por
donde empezar? ¿Valorar sus utilidad o lo que a mi me aporte? ¿Qué
coño me va a aportar? ¿Experiencias? ¿Alegría? Si al menos así
fuera. Qué experiencia puede aportarme algo que sólo nace de mi,
algo que no me haga aprender del mundo o de otras personas.
¿Pero y si no me conozco y algo que
saliese de mi también fuese un aprendizaje? En ese caso, ¿Cómo
sacar hoy y ahora algo nuevo de mi? Algo que no conozca, o algo que
haya olvidado, o algo que todavía no haya conseguido expresar de una
manera comprensible.
Porque a mi, ¿Qué me llena? ¿Qué me
apasiona? La fantasía, el volar y soñar, para adentro casi siempre.
Hacia fuera sólo en mis partidas, quizá al viajar... ¿Cuándo en
mi vida he disfrutado de verdad con lo que he estudiado? ¿Cuándo en
mi vida he dicho: “Esto es lo que quiero hacer”? Si que he
fantaseado con la idea de hacer algo, si que he disfrutado con los
resultados de los trabajos de otra gente en ciertos sectores.
Pero en realidad... en realidad siento
que nada me apasiona lo suficiente como para postergar todo lo demás
por ello. Como para salir de la ocupación, del ruido blanco, de la
mente ocupada, del no pensamiento.
¡Qué hipócrita soy que alabo el
pensamiento y luego soy el primero que lo evita! Qué incapaz soy a
mantener un pensamiento amarrado, a desarrollarlo a lo largo del
tiempo. ¿Cuál es el sistema? ¿Cuál es el método? El que me
funcionara a mi, el que me sirviera. ¿Qué hice en el pasado?
Siempre he sido incapaz de terminar las cosas que sólo me influían
a mi, que sólo me interesaban a mi. Sólo he respondido por la
persona ajena.
¿Qué me gusta a mi? Yo, que reniego
de un mundo informatizado y comercializado, con falsedad en la
comunicación y que sin embargo enfoco todas mis acciones a
participar en él. Yo, que quiero la vida sencilla y soy incapaz de
hacer crecer una patata.
De qué me sirve una creación personal
si luego lo que te llena es la aprobación ajena. Si luego lo que te
sirve es la remuneración económica.
Si al hacer algo, sintiese que con ello
aprendería algo importante de verdad, algo sobre mi, o sobre el
mundo, algo que fuese a cambiarme por dentro y la forma de hablar, y
de ver.
Comer, dormir, sobrevivir. Fácil es mi
situación. ¿Y ahora qué? ¿Cómo vivo? Disfruto de las cosas que
tengo, pero ¿qué es lo que quiero y cómo quiero vivir?
Algo me dice que viajar siempre me ha
llenado. Viajar ahora es Dinero. Pero realmente podría ponerme la
mochila y andar... si quisiera de verdad, o si tuviese el valor.
No necesito comunicar nada de eso, no
quiero ponerme a grabar esas cosas y contarlas. Por que son mías y
porque también dudo del interés del resto de personas por ellas.
Y en que mediocridad me encuentro. Que
yo, el hombre de los mil proyectos... apenas terminó alguno en su
vida.
¿Qué pasión me queda? ¿Qué
motivación?...