martes, 9 de agosto de 2016

Las personas sólo nos tenemos a nosotros mismos, las parejas, las amistades y la familia son falsos reductos de seguridad. Nunca seremos capaces de conocer a nadie, la empatia es falsa, las personas son cuerpos vacios y nosotros reflejamos en ellos una parte de nosotros. Eso es lo que sentimos por las personas.

Yo ya estoy harto, no me veo con fuerzas, quiero meterme en un armario apilar kilos de ropa, mis videoconsolas, mis drogas, mis animales y mi sofá conmigo, aplastado y enclaustrado olvidarme del mundo. No quiero afrontar lo que otros han decidido que tengo que afrontar, no quiero que mi vida esté escrita, tener que ir a pisar donde me dicen que tengo que pisar.

Quiero olvidar quien soy, todo lo que mis recuerdos alimentan, mi historia y mi pasado son invención mía, nada existe sino yo y aquí.


Me pongo los cascos y me subo a un trasporte publico, el tren o el bus , o el metro, me da igual, algo lleno de gente, sin hablar con nadie, cerca de una ventanilla.

Camino sin rumbo o subo a casa de un amigo, tocamos la guitarra y cantamos, nos hacemos un peta, rio y lloro.

Leo algo que me cambia por dentro, desecho mil cosas antes y después. Que eso llegase a mis manos fue una suerte.

Me meto bajo la ducha y canto, y en el estribillo mi canto se convierte en un grito, largo hasta la afonía.

Cómo pizza y bebo cerveza, en una terraza de alguna calle de la ciudad, la pizza es barata pero está buena, la cerveza fría entra bien a pesar de ser invierno.

No quiero mentirme, quiero ser quien soy, sin pretensiones ni engaños, sin forzarme a aparentar por los demás. Quiero disfrutar de lo que me gusta, cada uno es feliz con poco, pero es importante saber con qué lo es.

Para saberlo no debes contar con nadie, sólo contigo mismo. No quiero desear la vida ajena, ni los proyectos de otros, no quiero demostrarle nada a nadie, quiero hacer las cosas mal, porque no se hacerlas bien, porque si las intento hacer bien sólo consigo deprimirme porque no logro lo que consigo. Quiero ser para mi.

Martes 04 de Agosto de 2015



viernes, 12 de septiembre de 2014

Olvidadizo

Me levanto, y no me acuerdo de qué dije ayer, de los planes y las promesas que me hice. Pasan las horas y me convierto en un olvidadizo, me hago poco a poco consciente de la situación e intento recordar. Pero nada ocurre.

Pasan las horas y recuerdo que olvidé, así que vuelvo a intentar recordar. Esta vez me esfuerzo más, cojo un papel, plasmo los objetivos, intento buscar aquí y allá donde apunté las cosas. Y las encuentro, pero todavía no recuerdo nada.

Acabo pensando que ya lo tengo todo delante, que ya lo he recordado, pero que mi problema es que ya no creo en todo eso.

Entristece pensar que no apoyas ya nada, pienso en la constancia y el esfuerzo, así que no me lo tomo muy en serio, no le doy importancia a todas estas horas pasadas, me repito que lo que ayer pensé volveré a pensarlo en un rato.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Geometría Oculta

A veces se esconden la linea y la geometría. Encabalgado entre el diseño y el azar se esconden espacios y figuras, como formas en nubes. Algunas veces la vida que tiene lugar en un fragmento de segundo completa la geometría oculta.
Lo único que se necesita para descubrir este mundo es cambiar el punto de vista, o simplemente la manera de ver. Los fotógrafos tienen ese ojo, en parte la composición usa la geometría oculta, y a mi siempre me ha fascinado. El arte del azar, la actividad de los muertos, la tensión de la pausa temporal.

Esta semana me he propuesto salir y pasear, buscar la geometría oculta. Buscarla en mi casa, en las calles, en la gente, en la ciudad, allá donde pueda.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

El Pacto

Quiero aplicaciones para la felicidad, interactividad introspectiva. ¿Tan difícil es crear algo que se ancle en nosotros mismos?

Quiero clases particulares de responsabilidad con uno mismo, quiero profesores de la propia aceptación. Necesito repasar la materia más básica, la que dicen que sólo supimos al nacer, la que es sustituida por nuestra cultura.

Noto que nuestro pacto más endemoniado se encuentra en nuestra cultura. Queremos tener los pies sobre la tierra pero la respuesta a dicha expresión sólo nos lleva a atarnos a fantasías aceptadas, a tratos de conveniencia, a intereses generalizados y no tan generalizados.

...

A veces me gustaría poder alimentarme de imaginación. La gente piensa que los sueños no son verdad porque no afectan al mundo material, pero eso no los convierte en menos reales.

sábado, 21 de junio de 2014

Alta tecnología

Los cables traen la pena, electricidad depresiva, bits bajoneros, pantallas que sólo reflejan lo peor de cada uno, escritorios que subrayan lo que no eres, servidores para la dejadez, URLs del desánimo, gráficos de tu fracaso.
Gracias a la fuente de alimentación argumento mi estancamiento.

Los cables mienten sobre la libertad, la electricidad son una falsa comodidad, crees que puedes pero no controlas los bits, la belleza de las pantallas es superficial, los escritorios perdieron los lapiceros y los sutituyeron por restos del desayuno sin recoger, los servidores sin duda no sirven a alguien como tú, las URLs pertenecen a quien sólo quiere sacarte el dinero, los gráficos son una evidencia de lo que tu no eres capaz de hacer.
Podría echar la culpa a la fuente de alimentación, pero la culpa es sólo mía.

viernes, 20 de junio de 2014

Decisiones morales y Videojuegos

Yo siempre me he considerado un poco tonto en los videojuegos, siempre he seguido una linea legal/buena o neutral/buena. Si me meto en la piel del protagonista y me tomo en serio un juego tarde o temprano acabo perdonando al débil y castigando al malvado. Sin embargo la mayoría de mis amistades disfrutan de moralidades perversas en sus partidas de Mass Effect y Skyrim. ¿Por qué yo no puedo?

Los videojuegos, así como los juegos de rol, son situaciones ficticias en las que se toman decisiones morales. Estas decisiones, aunque no tengan repercusión en la vida real, pueden llegar a tenerla en tu interior, abriendo una linea de pensamiento que no te esperabas.

Cuando el otro día un amigo y yo nos pusimos en la piel de un multimillonario decidimos plantearnos una vida placentera y solucionada, rodeados de familia y queridos, en una isla paradisíaca; la única pega era que tus decisiones empresariales afectaban negativamente a la vida de familias mucho más pobres. 

Mi amigo me decía: "Si yo estuviese ahí, lo haría, haría lo que hacen ellos, miraría por mi y por los míos. Pues, al fin y al cabo, tu universo acaba cuando tu mueres"

Su propuesta parecía razonable. Mi hermano me dijo hace un par de días: "Poco a poco la vida va cerrándote de casa para dentro, pasas tu tiempo con tu mujer y tu hijo, y las amistades también hacen lo mismo". Entiendo entonces que tu escala de valores cambia notablemente.

Los juegos de Rol (mesa y dados) al igual que los videojuegos, como hemos dichos, plantean cuestiones morales en situaciones ficticias. Es eso lo mismo que hicimos mi amigo y yo con el empresario, y las decisiones que me preocupaban parecían argumentarse por cosas tan sencillas como que poco a poco, tu universo es tu familia y, evidentemente, miras por ellos. Sin embargo la diferencia entre esto y el empresario es que realmente hay un empresario viviendo en una isla paradisíaca. Podríamos decir que lo que para mi es una situación de ficción para otro es la realidad. Al igual que para el empresario el trabajador de la mina sea un dato más, una ficción más con la que contar. De esta manera Shephard y el Dragonborn podrían ser personas reales viviendo tan lejos y ajenamente a nosotros que los consideramos ficción. 

Se que me estoy yendo un poco por las ramas, así que pasaré a haceros una pregunta: ¿Si realmente la vida de esos modelos en 3D fuesen reales? Si alguien te dijera que por alguna casualidad existe una criatura como esa en una parte del universo, y que tus acciones en el videojuego de PC van a determinar que viva bien o mal, si así fuese ¿Seguriais puteando a los personajes? ¿Seguiríais aprovechando la distancia que os libera -aparentemente- de la responsabilidad moral?.

Mi reflexión fue la siguiente:
Yo vivo mi vida. Mi vida, vaya bien o mal, es una aventura intrepidante que muy mal he de estar para querer terminar con ella, incluso en una situación límite sería una decisión muy complicada cesarla. Mi vida está llena de recuerdos, de decisiones, de aspiraciones y personas a las cuales echo de menos y amo.  Ahora bien, si consigo entender que cada una de las personas que nos cruzamos en la calle o en un chat, independientemente de su condición, están viviendo algo tan sumamente importante como lo que estoy viviendo. Si consideramos que esa gente es tan capaz de hacer daño a millones de personas por proteger ese pequeño círculo de realidad como lo serías tú, ¿No tendríamos la sensación de que cada persona es tan importante como tu mismo o como la persona que más ames en tu vida?.

Puedes ser todo lo egoísta que seas. Puedes preferir cerrar los ojos y mirar sólo por los tuyos. Pero yo estoy convencido de que dejaría mi isla paradisíaca y cesaría aquello que hiciese tanto mal a la gente. Por que si tengo la posibilidad de ver más allá, ¿por qué no lo voy a hacer?.

Yo elijo la inteligencia y la empatia. Y el primer grado de empatia (seguramente el primero y último) pasa por aceptar que el mundo de cada persona es incomprensible para ti, que eres incapaz de valorarlo como lo valora esa misma persona y que, por lo tanto, no tienes derecho a dañar a nadie.

viernes, 13 de junio de 2014

Rutinas y anclajes

La gente tiene aplicaciones en el móvil para todo, la mayoría gira en torno al ocio y al consumismo. Lo mejoran, amplifican, facilitan, abaratan, pluralizan. Con tu móvil ya puedes comprar cualquier cosa. Puedes consumir productos que antes tenías que pagar, propiciandote ocio.

La gente no sabe lo que quiere, yo soy el mejor ejemplo, pero muchos de ellos creen saberlo, pues hay tanta gente que se ha preocupado en ponerte opciones delante de tus narices. Apetitosas opciones de vida a las que puedes subirte si te sientes perdido. Religión, oficio, placer. Cada uno elige entre la amplia variedad, condicionado por los movimientos de sus cercanos y por la moda.

Es la total libertad de elección la maldición de nuestras acomodadas vidas. Es nuestro pecado capital preferir los límites a la vasta inmensidad. Las personas necesitamos puntos de anclaje, subrealidades, rutinas, otras personas. Acotar, limitar, crear fronteras, especificar núcleos, grados de importancia... todo ello con el fin de aportarnos seguridad y la sensación de tener nuestras vidas encarriladas.

Pero es todo falso.